Guardia Pakistaní de negro Saludando a Guardia Fronterizo Indio |
Cada atardecer se lleva a cabo el ritual de bajar las banderas y cerrar la frontera entre India y Pakistán en el paso fronterizo de Wagah. Este pueblo, al igual que el Punjab, la región a la que pertenece, quedó dividido con la Independencia y Partición de estos países en 1947.
Cientos de personas llegan de cada lado de la línea a presenciar la ceremonia en la que fuerzas de seguridad de los países enemigos marchan estrepitosamente al ritmo de sus bandas de guerra. Las multitudes de ambos lados -normalmente hay más concurrencia del lado indio, con más población- gritan el nombre de su país y ondean pequeñas banderas.
Cientos de personas llegan de cada lado de la línea a presenciar la ceremonia en la que fuerzas de seguridad de los países enemigos marchan estrepitosamente al ritmo de sus bandas de guerra. Las multitudes de ambos lados -normalmente hay más concurrencia del lado indio, con más población- gritan el nombre de su país y ondean pequeñas banderas.
Para algunos, esta es una
inocente confirmación de identidad para los ciudadanos de los dos lados y
cumple también como atracción turística. Para otros, esta es una agresiva e
innecesaria demostración de músculo militar de estas potencias nucleares que se
han enfrentado ya a dos guerras y han estado al borde de otras en sus 63 años
de existencia.
Los efectivos de seguridad de
ambos lados, con sombreros que terminan en un tipo de cresta, hacen todo tipo
de demostración de fuerza, algunas veces rayando en lo infantil: alzan los
puños o demuestran el larguísimo tiempo que pueden gritar "aaaaaaaaaaah" ante el
micrófono sin que se les acabe el aire.
La marcha es demasiado agresiva
en algunas ocasiones. Los efectivos de seguridad suben las piernas
exageradamente y golpean fuertemente contra el piso sus zapatos con metales en
las suelas. El sonido es atronador y la fuerza que utilizan es tanta, que es
sabido que los guardias se quejan de dolores de espalda y rodillas. Por ello
India ha pedido recientemente que se bajen un poco las ínfulas de la ceremonia.
Pero Pakistán no ha aceptado alegando que de eso se trata la tradición.
Todas las pasiones entre India y
Pakistán se reflejan en el cierre de las puertas de Wagah. Es un termómetro de
las relaciones entre los dos países. Tras los atentados de Bombay en Noviembre
de 2008, algunos indios se acercaban a las rejas a gritar su furia por los
ataques islamistas provenientes de Pakistán.
A la vez, más de forma
complementaria que irónica, el escenario de historias de amor muy profundas y
de familias divididas. Como la de Anita Devi, que algunas tardes se acerca,
todavía con lágrimas en los ojos, a ver si logra ver a los suyos, que se vieron
forzados a emigrar del otro lado hace ya más de 60 años. "Somos la misma
gente, somos hermanos, pero vivimos bajo dos gobiernos enemigos", comenta
Zulfiqar Ahmad, del lado del país islámico.
Entre las emociones, también
están las belicosas, como las de un niño de 12 años que dice: "vine a
gritar lo más fuerte posible porque estoy orgulloso de ser pakistaní: India no
es un país amigable".
Y al final también hay algo de
fiesta. Tras la ceremonia la gente se acerca a los guardias y les piden sacarse
fotos antes de marcharse al ritmo de la música con letras sobre lo grandioso
que es India o Pakistán, según sea el lado de la frontera en que se encuentren.
Wagah es el único paso por tierra
para personas entre India y Pakistán y comunica las dos ciudades importantes de
Punjab de cada lado: Amritsar en India y Lahore en Pakistán.
Aunque la incomunicación entre
los vecinos es evidente: en el lado indio hay un Duty free que vende desde
Whisky hasta Tequila. Pero las botellas son requisadas al pisar el lado
pakistaní porque entrar con alcohol es ilegal. Los que sí hacen negocio son los
porteros de ambos países que pueden cobrar a los viajeros de los dos lados
porque los pakistaníes no pueden atravesar al lado indio y viceversa.
En la actualidad la ceremonia ha
sido interrumpida con la excusa de que los soldados padecen de problemas en las
rodillas, en vez de decir que las relaciones entre Pakistán y la India no pasan
por su mejor momento. Seguro que cuando se calme la relación diplomática a los
soldados fronterizos se les pasarán los dolores de rodillas y volverán a Wagah
Border.
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