17 abr 2013

Cambio de Guardia de la Legión Española ante el Cristo de la Buena Muerte


Aunque el sol ya apretaba este mediodía como en verano, eso no ha supuesto un impedimento para aquellos que esperaban con impaciencia ver el Cristo de la Buena Muerte y Ánimas, que desde el Domingo de Ramos y hasta el Miércoles Santo se encuentra en el interior de la iglesia de Santo Domingo custodiado por cinco miembros de la Legión española.





Niños y mayores se dan cita estos días a las puertas de esta iglesia y a pleno sol para ver a uno de los Cristos que suscita más pasión de la Semana Santa malagueña. Prueba de ello, es que alrededor de 2.500 personas pasan cada día por esta parroquia para contemplar esta bella imagen que el próximo jueves será paseada por las calles de Málaga acompañada por la Legión Española.


Sin embargo, las caras de emoción de los asistentes, sobre todo de los más pequeños, no sólo estaban motivadas por la impresión que produce contemplar al Santísimo, sino también por el cambio de guardia que protagonizan los legionarios que custodian el Cristo y que constituye un espectáculo digno de ver.


En la penumbra de la capilla, las miradas oscilan entre el Cristo yaciente cubierto por la bandera de la Legión y los cinco hombres con el arma clavada en el suelo y aspecto hierático. En ese extraño silencio, que apenas rompe el crujir de las botas de los legionarios cuando ajustan unos milímetros su posición o el clic de una cámara, la atmósfera se convierte en devoción.


A los pocos minutos, se abre una puerta y suena una corneta. En cuanto se dejan sentir las firmes zancadas del relevo de la guardia que custodia al Cristo de la Buena Muerte, cambia la expresión de un niño que no pierde detalle en primera fila y se mezclan en sus ojos el asombro, la admiración y también quizá algo de temor.


Los pasos en la pequeña capilla, los golpes en el pecho y los rifles componen una singular coreografía. “Contraseña”, se oye cuando los diez hombres se encuentran frente a frente. “Relevo de la guardia del Cristo de la Buena Muerte”. Y entonces unos segundos de espera, como si los veteranos quisieran comprobar mirando fijamente a los ojos de los nuevos si es cierto lo que dicen. Pero pronto comienza de nuevo el baile marcial que se desarrolla como si la estancia sólo estuviera ocupada por el Crucificado, aunque enfrente haya una multitud. Se alejan los pasos de los que han cumplido su labor de velar por su Cristo y la puerta se cierra tras ellos.

Antonio Banderas, Legionario de Honor 2013
La tradición del cambio de guardia del Cristo de la Buena Muerte se remonta a los años 20 y es una de las que más expectación genera en cada Semana Santa de Málaga. En 1927 la Legión solicitó la protección del Crucificado a la hermandad de Mena y ese mismo año tuvo lugar la primera Guardia de Honor.




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